La próxima vez que estés en una fiesta o evento y te pregunten:
“¿A qué te dedicas?”
Pon atención a tu respuesta.
Si tu respuesta empieza con “Yo me…”, “Tengo un…” ó el clásico “Soy ing/doctor/licenciado”, lamento decirte que estás perdiendo clientes.
A nadie le interesa cómo te ganas la vida.
Lo que a la gente le interesa es muy simple y se resume en: “¿Qué valor puedes agregar a mi vida? ¿Qué tienes que me pueda interesar para lo que yo hago?”.
La regla #1 de venderte (o de vender cualquier producto o servicio, en realidad) es no poner a hablar sobre ti, sino sobre tus clientes o posibles clientes.
¿Qué estás haciendo ya por otros y que podrías hacer por esa persona que te está preguntando de manera que agregues valor desmedido a su vida?
En vez de iniciar tu respuesta con las frases prefabricadas que ya mencioné, mejor empieza hablando sobre cómo lo que tú haces ayuda a otros.
En vez de decir “Diseño y desarrollo páginas web”, mejor comienza con: “Ayudo a dueños de negocios a aumentar sus ventas, automatizando su marketing para que tengan más tiempo para disfrutar con su familia y la vida”.
No digas “Soy agente inmobiliario”,. Yo diría: “Ayudo a familias a encontrar su hogar ideal que vaya de acuerdo a sus aspiraciones y estilo de vida y de paso, construyan su patrimonio en el lugar adecuado”.
O en vez de que digas “Soy coach fitness” mejor cuenta: “Ayudo a personas a tener confianza en si mismas y tener el cuerpo que sueñan mediante una vida saludable y ejercicio”.
Lo que buscas con estas respuestas es encontrar gente que inmediatamente te diga “¡Wow! explícame más” o “Justo estaba buscando porque necesito…”. Con las respuestas genéricas lo único que obtendrás es un “Ah, ya”.
Siempre vende ese valor agregado que ofreces a las personas que ya estás ayudando, para conseguir que más gente busque eso mismo de ti (y por supuesto, te pague por ello).
Practícalo de ahora en adelante.